A vosotros, los hombres


Hace poco un amigo me decía que su hija de 12 años había sentido miedo al volver a casa. Se dio cuenta de que la seguía un hombre e inmediatamente llamó a su padre aterrada. Mi amigo le dijo que pusiera el manos libres del móvil para que se escuchara su voz, y así disuadir al perseguidor. Llegó a casa sana y salva, pero con todo el miedo del mundo en el cuerpo, con el piloto rojo encendido, alerta, pensando en cómo depurar la técnica para la próxima vez.

Las mujeres hemos desarrollado desde pequeñas herramientas para protegernos, para velar por nuestra seguridad. Nuestros padres, maridos, hermanos y novios han sido y están siendo nuestros protectores, nuestros "guardaespaldas", siempre nos hemos sentido dependientes, condicionando nuestras entradas y salidas, nuestros recorridos, nuestros horarios, a la disponibilidad de un hombre que nos protegiera. Qué terrible, qué falta de libertad, qué injusto y qué práctica tan mediocre de la ciudadanía.
 
La hora de llegada a casa siempre tenía que ser prudencial, por si acaso, no muy tarde, no muy de noche, nunca sola. Todavía me acuerdo del asesinato de las chicas de Alcasser. Mis padres estaban muertos de miedo, mis amigas y yo intensificamos nuestras medidas de protección, vigilándonos entre nosotras, jamás iríamos solas a ningún sitio. 

Pero después de la violación y asesinato de aquellas chicas llegaron otros crímenes. Los más recientes, Diana Quer, Leticia Rosino y Laura Luelmo. Y esto no va a parar, ¿por qué? Porque hasta que el feminismo no penetre en todos los poros de esta sociedad seguirán matándonos. Hace años lo véiamos como crímenes aislados, casos horribles puntuales, atrocidades perpetradas por monstruos, salvajes, psicópatas y todos los apelativos que queráis añadir.

Sin embargo, ahora todos estos crímenes están conectados, en realidad lo estuvieron siempre, porque tienen un común denominador: las mujeres. Nos matan, nos violan, nos intimidan, nos acosan, nos humillan, nos maltratan, nos utilizan por el hecho de ser mujeres. Se trata de una violencia estructural alimentada por el sistema patriarcal. Ahí está el origen de todo, la raíz del problema, no busquemos tratamientos sin ir a la causa. Necesitamos una educación en igualdad urgente, real e integral, con políticas comprometidas con el feminismo, con un presupuesto firme para su desarrollo. Es urgente. 

El mensaje tiene que calar en los medios de comunicación, en la publicidad, en los centros educativos, en las instituciones, en las organizaciones, en el tejido empresarial, en la sociedad en general.

A vosotros, los hombres, vaya contradicción, hombres que nos quieren, protegiéndonos de otros hombres. Y sois vosotros, los hombres, los que tenéis que liderar una masculinidad diferente, o mejor dicho, derribarla, revisar los clichés que os han perseguido durante años, romper vuestras cadenas que son también las nuestras. Es un reto que nos afecta a todos y a todas. Tenéis que soltar el lastre machuno para ser aliados, para disfrutar del feminismo, para ser libres, vosotros y nosotras. Estamos en el mismo bando. A vosotros, los hombres, os queremos visibles y posicionados públicamente contra el patriarcado, os necesitamos valientes y combativos, decididos y críticos, comprometidos y reflexivos, a nuestro lado, sin que sintamos miedo. A vosotros, los hombres, os necesitamos corriendo juntos y juntas hacia el feminismo.

Comentarios