¿Educación sexual? De los consejos de la Súper Pop a la academia del porno


Allá por el año 2000 la educadora sexual Lorena Berdún presentaba un programa de éxito en los 40 Principales bajo el título "En tu casa o en la mía". En este espacio radiofónico contestaba dudas de jóvenes relacionadas con la sexualidad. Luego llegó el libro, y yo me lo compré. Devoré ese libro, nadie antes me había contado, así de una tacada, tantas cosas relacionadas con la sexualidad. Ahora lo veo con otra perspectiva y hay cosas que me chirrían, pero en nuestra juventud nos parecía revolucionario.

Cuando en 5º de E.G.B. leí en el libro de ciencias naturales que en la reproducción sexual humana el pene se introducía en la vagina... tardé varios minutos en reaccionar, y volví a leerlo una y otra vez sin dar crédito a lo que estaba leyendo. ¿Dentro de qué? ¿De mi vagina? ¡Venga ya! Yo siempre había pensado que mi vecina no había tenido hijos porque estaba soltera, no por... ¡Buahhhhh! Me dio mucho asco todo. Pregunté a mi madre sobre la explicación en el libro de texto y mi madre me lo corroboró. Ese fue mi primer contacto con la "educación sexual". Fin de la historia.

Por aquel entonces nuestras referencias en materia de sexualidad se limitaban a las estereotipadas y edulcorantes series americanas, como la archiconocida Sensación de Vivir, donde Andrea Zuckerman (la primera en la pandilla que había mantenido relaciones sexuales) tranquilizaba a Donna Martin (la más joven), preocupada por lo que iba a sentir la primera vez, comparando la experiencia con la bajada en una montaña rusa.

Nos encantaba identificarnos con esas chicas y forrar las carpetas clasificadoras con los posters de los chicos que venían en la Súper Pop, otro icono de la época, aleccionador y un auténtico best seller de la bibliografía patriarcal.

No teníamos internet, ni talleres, ni charlas relacionadas con la sexualidad. Éramos un mar de dudas y de miedos, autodidactas kamikazes. Nadie nos había hablado de relaciones en igualdad, ni de los sentimientos, ni del placer (con otra persona o con una misma), ni de los afectos, ni de cómo relacionarnos. Los mensajes del mundo adulto, muy ligados a la religión católica, eran que "el sexo está mal visto fuera del matrimonio, la virginidad es sagrada, la masturbación no existe, mucho ojo con quedarte embarazada y los chicos solo van a lo que van, así que date a respetar". El sentimiento de culpa que nos inculcaron fue tan grande, que su sombra todavía planea hasta nuestros días. Y de eso el patriarcado sabe mucho, cuanta más culpa más control, y cuanto más control, menos poder y más raquítica nuestra autoestima.

Solo cuando llegué a la universidad, en la asignatura Educación Sexual, trabajamos los estereotipos de género, las relaciones en igualdad, los afectos y qué connotaciones tenía el sexo para nosotras. Una de las dinámicas consistía en escribir en un papel lo primero que se nos viniera a la cabeza cuando la profesora pronunciase la palabra "sexo". Lo primero que se me vino a la cabeza fue la palabra "amor", la de otra compañera fue "placer". Al cabo de un tiempo lo entendí.

Después de este ataque de nostalgia, leed ahora estas conversaciones, algunos extractos del programa de Jordi Évole, emitido en La Sexta el 18 de noviembre de 2018. "Salvados: la mala educación"

Educación sexual en las aulas
"En las aulas la educación sexual se limita a cuestiones superficiales, técnicas, reproductivas y de transmisión sexual, y me doy cuenta que a día de hoy seguimos igual". Decía una chica: "Lo hace de manera muy superficial, te explican lo típico que ya sabes, poner el condón, pero creo que esto ya lo tenemos muy..."
"A las chicas nos preocupaba si va a doler...".
"A los chicos nos preocupa cómo disfrutar más teniendo sexo".

Recuerda Jordi Évole: "Es sintomático que las chicas estéis preocupadas por el dolor y los chicos por la satisfacción, cuando en teoría estamos hablando de lo mismo".

Pues nada, que seguimos casi igual que hace 20 años. Nos quedamos en la mera información, en la prevención, en el aparato reproductor, los métodos anticonceptivos y en las enfermedades de transmisión sexual. Y de las relaciones en igualdad ni hablamos.

La virginidad
"Jolín, es que tengo 18 años y aquí sigo, nada, y todo el mundo me dice 'ya llegará, ya llegará', pero saber que eres mayor y que en teoría lo deberías haber hecho y aun no eres nada, o sea, eres virgen, pues jolín, cuesta".
"Me obsesionaba y todo lo que escuchaba era sexo, sexo, sexo... ¿y cuándo me va a llegar a mí?"
"Si que es verdad que la gente dice cuando llegue a los 18 y no lo haya hecho yo me preocupo".
"Es como un crimen. Haber llegado a los 18 sin haberla perdido es un crimen, o sea, es raro..."
"Yo como virgen a veces pienso, joder no seré guapa, soy peor persona, no le gusto a la gente, también lo he pasado mal con el tema de la sexualidad, con mi cuerpo, con todo y jolín me hace reflexionar y decir por qué coño yo no lo hago y todo el mundo sí".
"Después de perderla es como que me he quitado un peso de encima".
"La virginidad está muy sobrevalorada".
"Los chicos ahí tienen menos presión".

Qué trampa más grande esto de la virginidad. Si todavía eres virgen, "es que nadie te quiere", y si no eres virgen, "es que eres una promiscua". Etiquetas: mal en cualquier caso. ¿Por qué es tan importante esto de la virginidad para las chicas? Qué herramienta (una más) más maravillosa se ha fabricado el patriarcado para ejercer control sobre nuestros cuerpos: la virginidad. Y ya de paso entramos en una clasificación de nosotras mismas, teniendo en cuenta nuestro físico y tal.

Pornografía
"En nuestro día a día se ve la influencia de este porno machista, yo me he encontrado con gente que te coge del cuello y que parece que te va a matar ahí o te empieza a pegar azotes..."
"Que le gusta verte sufrir. La mayoría. Es como que te tiene que gustar".

Esto en mi época no se planteaba. La pornografía era un tema tabú, peligroso, oculto y lejano, del que no se hablaba o se hacía a escondidas, jamás las chicas, era algo reservado para ellos. No tengo ni un solo recuerdo sobre pornografía. Solo me suena la emisión de películas X a altas horas de la madrugada (y de eso no hace muchos años). Ya nos parecían fuertes las películas de tres rombos... Aquí, por favor, tirad de Wikipedia, porque a algunos os sonará al paleolítico inferior.

Ahora el consumo de pornografía está al orden del día. Se ha convertido en una academia del sexo. Pero para rizar el rizo, estos jóvenes hablan de pornografía machista, como si existieran otras opciones. Las relaciones en la pornografía son machistas y no, no son un referente en la educación sexual, por muchas vueltas que lo quieran dar. El sexo es otra cosa, no es un "mete-saca" donde la violencia y el control lo impregnan todo.

Una buena educación sexual está basada en una relación de igualdad, desde el respeto y la comunicación, donde la complicidad, el placer, la ternura y los afectos son imprescindibles. No estamos hablamos ni de enamoramiento, ni de boda a la vista, nos estamos refiriendo a aspectos como la afectividad, la intimidad, la confianza.

Cosificación
"Mi discurso es que la mujer pueda mostrarse incluso a veces sexualizada, pero de una forma empoderada. Yo puedo mostrar mi culo, mis tetas, lo que sea, siempre y cuando soy yo, también es para que lo vea la gente, o sea, mostrarte así. Creo que es compatible a tener un discurso más feminista o..."
"No sé si hay alguna contradicción..."- dice Jordi Évole.
"Sí, hay contradicciones, pero socialmente lo intentas llevar como bien puedes, no sé".
"Somos esclavos de las redes sociales"

La presión que ejerce sobre nuestra imagen el neoliberalismo es voraz. Si vais a Instagram veréis fotos de chicas adolescentes y jóvenes hipersexualizadas, sobreactuadas, alejadas de su verdadero yo, como si fueran otra persona. El físico pasa a un primerísimo plano. Claro que existe una contradicción (como plantea el conductor del programa). Nos regimos por unos patrones sociales establecidos y es muy difícil escapar de ellos, porque lo cool es tener muchos likes, muchos seguidores, muchas visitas en las stories. Y para conseguirlo solo hay un camino y no es precisamente a través de un discurso feminista. La joven avanza en su argumento, pero enseguida tropieza en la contradicción: "Sí, hay contradicciones, pero socialmente lo intentas llevar como bien puedes, no sé". Siempre estamos en la cuerda floja.

En nuestra juventud, las redes sociales no existían, ni el smartphone, ni siquiera el correo electrónico. Escribíamos nuestras reflexiones en un diario y los estímulos mediáticos no eran tan potentes, por lo que la presión en ese sentido era menor. En la actualidad, el bombardeo es por tierra, mar y aire, en un mundo global e interconectado es más fácil el control. El patriarcado se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, tomando las tecnologías de la comunicación como sus grandes aliadas. Aquí hay que ser muy cuidadoso, porque las redes sociales nos pueden ayudar mucho, pero también pueden ser peligrosas, dependiendo del uso. El libro de Laura García Arroyo (@lauentuiter), "Enredados. Las redes sociales más allá de los memes", es una guía muy útil para abordar con rigor toda esta vorágine de contenidos virales, interconectados y casi efímeros, pero también permanentes, que no se nos olvide el alcance de la redes.

Y por último, a las chicas que participaron en el programa de Jordi Évole (y al resto de mujeres del mundo) les recomiendo el artículo de Coral Herrera Gómez, "Consejos para chicas que quieren disfrutar del amor".

Este consejo es uno de mis favoritos: "El miedo a la soledad, el miedo al abandono, el miedo al fracaso, el miedo a brillar, el miedo a que no te amen, el miedo a que te amen demasiado, el miedo a no enamorarte, el miedo a que se desenamoren de ti, el miedo al rechazo... el miedo es una arma de control social muy potente, porque sirve para crear masas desesperadas de mujeres de todas las edades, clases sociales, países y orientaciones sexuales que buscan el amor y se olvidan de quererse a sí mismas. No dejes que el miedo te paralice: la vida requiere mucha valentía y coraje, y cuando te atreves a vivirla sin obstáculos ni fantasmas, el gozo es indescriptible".

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