Mujeres del fuego

Cuando miles de hectáreas de bosque ardían en Zamora me vino a la mente la silueta de una comunidad calcinada. Si hasta ahora habíamos visto chamuscarse las puntas de una región que sobrevive con el gotero de políticas paliativas, este verano ardía la raíz de Castilla y León, lo más profundo de una tierra de futuro incierto. La literalidad de la decadencia se veía reflejada en el fuego, arrasando la vida de un territorio que agoniza. 

Pensé en el origen de los incendios y en su gestión. La profundidad del tema me llevó a reflexionar sobre este asunto desde la perspectiva de género: un enfoque olvidado que guarda muchas de las respuestas a un problema estructural. Es un error invisibilizar "el papel de las mujeres en la relación sociedad - naturaleza".  Las investigadoras Ana Cabana y Marien González en su artículo "De fuego, incendio y mujeres. Un estado de la cuestión" determinan que el incendio no es solo un fenómeno natural, sino un hecho cultural e histórico. 

Destacan que "la proximidad entre mujeres y naturaleza es el resultado de haber compartido una opresión análoga a lo largo de la historia". En este sentido, es interesante poner el foco en el ecofeminismo constructivista, que como apuntan las autoras del artículo, "se niega que la relación mujer - naturaleza surja de algún tipo de esencia o espiritualidad femenina, sino que se asienta en lugar histórico asignado a las mujeres en la división de tareas, que les hace ocupar espacios de proximidad con la naturaleza desde los que advierten de manera inmediata los efectos resultantes de su alteración, degradación o destrucción". 

La nefasta gestión de los incendios ha dejado entrever la falta de responsabilidad política y sobre todo de empatía. El análisis pueril de los dirigentes, basado en las relaciones de poder y en la simplificación del problema, se aleja exponencialmente de la fórmula con la que se debería hacer frente: el enfoque interseccional, como plantean Cabana y González. "La mirada interseccional está ganando atención en los estudios críticos al cambio climático, conflictos ambientales y transformaciones rurales, sobre todo en la línea de la Ecología Política Feminista", explican en su artículo. Se hace imprescindible porque ayuda a visibilizar las desigualdades históricas "a la hora de analizar, comunicar y prepararse ante incendios forestales". 

Si este problema se aborda de manera homogénea, desde una mirada androcéntrica, se pierde el contexto y con ello el rigor en la toma de decisiones. Esto provoca falta de previsión y conocimiento a la hora de evaluar y diseñar políticas públicas y planes de acción.  

No hay que perder de vista los roles tradicionales de género y las relaciones de poder. La llama es solo una arista. Los incendios responden a un sistema complejo donde el cambio climático y la despoblación son claves. La desigualdad entre hombres y mujeres está presente tanto en la prevención, como en las consecuencias del incendio. Cabana y González apuntan a la salud física y mental de las mujeres: "Son los varones de las comunidades los que después del incendio, igual que durante la extinción, llevan la voz cantante".

Veo representadas algunas de estas ideas en el vídeo "Mujeres del fuego".

Las mujeres somos más de la mitad de la humanidad. ¿Por qué no se nos toma en cuenta? Esta misma pregunta se la hicieron las autoras del libro "Árbores que non arden - As mulleres na prevención de incendios forestais", coordinado por Proxecto Batefogo, una obra imprescindible para entender la problemática de los incendidos desde una mirada feminista. Las respuestas están en esta publicación colectiva donde se visibiliza el papel de las mujeres en la prevención y extinción de incendios. Sus autoras también narran experiencias desde el activismo e iniciativas innovadoras feministas, teniendo en cuenta los retos fundamentales como el cambio climático y la crisis energética, alimenticia y demográfica. 

Cuando cayó en mis manos esta obra vi una herramienta fundamental para diseñar políticas territoriales. El proyecto se contextualiza en Galicia, pero las reflexiones que nacen de este libro son extensibles a todo el territorio, principalmente a las zonas despobladas. Los incendios no pueden quedarse en la anécdota de un verano caluroso, como si fuera producto de la mala suerte. Debemos trazar un plan. Y no se trata de unir puntos en línea recta, es mucho más profundo. Nosotras, las mujeres, también queremos formar parte.

"Somos mulleres que un día foron árbores.

Somos árbores que queren medrar en liberdade". 

(Celsa González Ogando)


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