El retiro de Belinda

¿Cómo se pronuncia la palabra jubilación, echando la vista atrás para deconstruir la costumbre y no llorar? Belinda prefiere llamarlo retiro. Hay palabras que son demasiado contundentes para aceptarlas sin más, dan vértigo. Abren un abismo que deseamos y tememos a la vez. Alientan un encontronazo emocional difícil de manejar. Son así de intensas y de vitales, capaces de cambiar el reloj por los sueños y la rutina por la improvisación. La palabra jubilación levanta un muro que nos aleja de ese trajín, ligado al despertador, los fichajes y el calendario. Sí, retiro suena mejor

Y todo por evitar una emoción incontrolada que Belinda ha ido dosificando a ratos, con abrazos y visitas fugaces, allí, en la casilla de salida, entre cristales, donde transcurren las vidas desarregladas, a veces obtusas. Belinda ha preparado su retiro con prudencia, haciendo y deshaciendo. Parecía hasta increíble que el tiempo pusiera en su sitio lo evidente. Se hace raro. Llegó el retiro.

Belinda pertenece a una generación de mujeres que iniciaron su vida laboral en los años de una democracia incipiente. Fueron las primeras mujeres que vertebraron las administraciones públicas. Con su trabajo tejieron una red cambiante. Comenzaron con la máquina de escribir y llegan a la jubilación inmersas en la administración electrónica. Reflexionar sobre ello me lleva a reconocer la gran labor que han desempeñado y en cómo han ayudado a construir un modelo de gestión para la ciudadanía. 

Durante todos estos años Belinda y otras mujeres han contribuido a mejorar la vida de las personas, a garantizar sus derechos fundamentales, y lo han hecho desde la base, como auxiliares o/y en otros puestos administrativos. La mayoría mujeres. Sería interesante profundizar en el estudio de la feminización del trabajo en determinados departamentos, la brecha de género y el techo de cristal en el sector público, así como el papel que han desempeñado las mujeres a lo largo de su historia. 

En ese puñado de metros cuadrados, donde están los casilleros, se arreglan mundos, se dan y reciben noticias, se celebra y también se llora. El carisma de Belinda genera un remolino con toda la energía del edificio que logra concentrarse en ese puñado de metros cuadrados, tan cálidos, a pesar del invierno. Hoy, en la despedida, nos ha dicho que cuidemos de Maite, su otra mitad, la compañera que hereda el remolino y que promete, entre bromas, aprender a acordarse de todo. 

La palabra jubilación proviene del latín "iubilare" que significa gritar de alegría. Tendríamos que estar felices. La propia palabra da las pautas de lo que viene. Aunque Belinda prefiere llamarlo retiro. Decía Gloria Fuertes que "tenemos que hacer todo lo que no pudimos hacer, durante años, tenemos la jubilación, ahora tenemos todo el tiempo del mundo, y sabemos, todo lo que NO nos ha enseñado". 

En este momento me acuerdo de las mujeres que lucharon por nuestros derechos laborales. Las mujeres nos incorporamos al mercado laboral porque otras lo hicieron antes. Por eso la jubilación toma un especial sentido para nosotras. La jubilación es una conquista. Sin embargo, las mujeres estamos atadas a otras cargas, además de las laborales, que algunas veces hacen difícil que la jubilación sea una realidad. El despertador deja de sonar para acudir al puesto de trabajo, pero sigue marcando la hora para cuidar y organizar la casa. ¿Cuándo se jubila una mujer de cuidar?

Belinda y el resto de belindas se merecen un retiro tranquilo, lleno de ratos bonitos. Como decía Gloria Fuertes, "por fin, ¡tenemos tiempo! Tiempo para salir a pasear, visitar amistades, ir al teatro y, en casita si llueve, leer, escribir, ver la tele, hacer flores de mentira y dar besos de verdad, nada de arrinconarnos".

(*) Ilustración de El Hulahoop.

Comentarios

  1. Qué bonitas palabras, seguro que la van a ayudar en su retiro.....

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