A Desi Moreno la conocí poco a poco, y me gusta decir que 'a ratos'. A ratos, charlando, cuando trabajaba en la ferretería y me contaba sus planes de entrenamiento, la operación quirúrgica que le iba a cambiar la vida o la libertad que sentía en la piscina. A ratos iba descubriendo a una mujer sensible, que no frágil, a una mujer generosa y valiente, a una mujer con una fuerza titánica, de brazos veloces que soñaba con batir marcas. A ratos me hablaba de sus planes de futuro y de las personas que habían confeccionado su red, sin hebras de victimismo. Y así también conocí a Laura Martín, su entrenadora, a ratos, y me muero de ganas por conocer a su madre, sólo por cómo Desi habla de ella, por cómo cuenta en bucle la primera vez que la lanzó a la piscina siendo bien pequeña, intuyendo que el agua sería su medio. Y así me adentré en el mundo de la natación adaptada, a ratos, entre conversaciones y cafés. Y a ratos se convirtieron en aprendizaje.
Quizás es así como mejor se conoce a las personas, despacio, con tiempo, a ratos. Y así, a ratos, es como conocí a una mujer extraordinaria. Jamás hubiera imaginado que la piscina significaría tanto para una persona. Mi fobia al agua había torpedeado los grandes beneficios que reporta, pero mis conversaciones con Desi dinamitaron mis prejuicios para dar una oportunidad a la piscina, aunque sólo fuera para mirar.
Tantos minutos de charla me dictaron un relato que reivindicaba la diversidad en la vida y en el deporte, algo fundamental si se quiere entender el mundo con perspectiva. "Estamos acostumbrados a vivir deprisa, no es fácil esperar, transitar despacio, la sociedad ha marcado una velocidad contraria a la diversidad". Esta frase lo explica todo. La manera que tiene Desi de transmitir, tan serena, merece toda nuestra atención, y sí, estas palabras son necesarias, la sinceridad tiene que doler a una sociedad individualista que solo mira para dentro, con el foco puesto en lo normativo, en lo productivo. Por eso pienso que el zarandeo está justificado.
La piscina es un lugar donde la vulnerabilidad aflora, pero también la resistencia. La perseverancia y la pasión por la natación se abren paso ante la fragilidad y la desnudez, donde las discapacidades se evidencian. En la piscina hay tanta verdad que duele verse, identificarse, comprenderse y hasta quererse. Son confesiones o más bien advertencias que me hacía Desi antes de acudir a Palencia, a la 2ª jornada de la Liga de Natación Adaptada de Castilla y León, con el Club Impulso Global. Había visto a Desi en la piscina, entrenando, pero me adelantó que en la competición, tan invisible para los medios, lejos de los focos, iba a ser testigo de una realidad ajena a los estereotipos. El ojo humano no está preparado para desenfocar la norma. "Ana, no va a ser fácil", me dijo.
Pero fue en la competición, desde la grada de la piscina 'Campos Góticos' de Palencia, donde todas aquellas conversaciones nacidas 'a ratos' cobraron un sentido pleno. Todas las advertencias de Desi se desataron cuando fui consciente de la dimensión de aquel momento. Como espectadora sólo me podía imaginar la mezcla de nervios y emoción de una nadadora a punto de entrar en la piscina, lo que viene siendo la adrenalina. Momentos antes de competir, mientras recibía indicaciones de su entrenadora, nos buscamos con la mirada para mandarnos besos al aire.
Observar a Desi desplazarse sin ayuda (con la dificultad que supone para ella mover las piernas) hasta el borde de la piscina y zambullirse para sentirse libre en el agua me emocionó muchísimo. Quizás porque vi en ella una fuerza, una dignidad y unas ganas de pulverizar marcas que apuntaban directamente al patrón social establecido, tan estereotipado e injusto. Quizás porque vi a su entrenadora dirigirse a ella con firmeza, respeto y profesionalidad, alejada del victimismo y normalizando la diversidad. Y esa imagen me llevó a pensar en la vida, en lo invisible, en ver más allá de la discapacidad, en la dictadura de los cuerpos, en reivindicar la diversidad, en las ganas de llegar a unos Juegos Olímpicos.
A ratos aprendí de Desi lo importante que es la confianza, y a ratos entendí que los vínculos con las personas que apuntalan nuestra vida son fundamentales para avanzar y superar retos, como la complicidad que se ha tejido entre Desi y Laura, su entrenadora, una simbiosis que se fraguó a ratos. "Laura sabe leerme", confiesa Desi, y por eso pienso que las casualidades no existen.
Si tuviera que poner una banda sonora a la vida de Desi, elegiría la canción 'Y busqué', de Rozalén, porque la imagino transitando en una búsqueda interior constante. Es así de extraordinaria.
→ PODCAST: Desirée Moreno.
→ Teaser del documental: 'La nadadora extraordinaria'.
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