Las redes de mujeres que tejen sororidad

Foto: Concha Ortega (desdesoria.com)

Últimamente he pensado mucho en las redes de mujeres, en su capacidad transformadora, en cómo tejiendo sororidad se consigue confeccionar una gran carpa que nos acoge a todas. La alianza, la cooperación y la solidaridad entre mujeres es un músculo imbatible y fundamental para conseguir la igualdad real entre hombres y mujeres. El otro día cayó en mis manos un texto de la profesora Olaya Fernández Guerrero que hablaba de los "mecanismos de la exclusión femenina", uno de ellos: "la organización del espacio" y el poder asociado a su control. A través de las redes de mujeres nos apropiamos del espacio público, atribuido a los hombres, los dueños de la esfera pública, y nos hacemos visibles, poderosas, porque ocupamos un espacio que también es nuestro. Por eso es tan significativo que a una de la plazas de Soria se la haya renombrado como "la plaza de las Mujeres".

Esto tiene mucho que ver con la necesidad de generar ámbitos de participación, con el fin de tener presencia en las esferas de poder, en la toma de decisiones, en el diseño de políticas feministas, en la elaboración de leyes, en la construcción de una sociedad plural e igualitaria.

No hace mucho charlaba con una mujer de la asociación de amas de casa que participa en el consejo municipal de las mujeres. Me emocionó. Después de pasar por una experiencia vital muy dolorosa, me contaba que ve en la participación y en el compromiso social una vía de supervivencia.

Su motor es impregnarse de la fuerza de otras mujeres y contagiar a otras, a las de su asociación, su espíritu reivindicativo y movilizador (para que no se duerman mientras pasan cosas). Siempre está dispuesta a echar una mano, a proponer ideas, a plantear soluciones, a entremezclarse, a sumar y a seguir tejiendo. Se queja del conformismo, y dice que, a sus 73 años, le importa un comino lo que piensen los demás. Ella seguirá viviendo para promover cambios. Su ilusión, su experiencia, su sabiduría nos marcan los pasos. Qué bonito es contemplar las diferentes miradas del feminismo.

También conocimos a una joven y a su madre, que llegaron al consejo juntas (fue muy emocionante) para participar en una de las actividades programadas para el 25N, con dudas e inseguridades, como nos pasa a muchas, a casi todas, porque no nos han enseñado a creer en nosotras, porque como dice Yolanda Domínguez, tenemos "miedo a brillar". Sin embargo, la respuesta de la red de mujeres del consejo, de la asamblea feminista y de otras asociaciones feministas fue tan unísona que esta chica se atrevió a ocupar su espacio, la plaza, la de todas. Tejimos una red fuerte y nos atrevimos, éramos muchas, muy diferentes, pero la red de brazos parecía (era) gigante en aquella plaza roja.

El consejo municipal de las mujeres de Soria, y el de otras ciudades, es un eje que vertebra la pluralidad del feminismo. Que desde los ayuntamientos se trabaje y fomente esta red de mujeres es imprescindible (y una obligación) para construir un pilar fuerte que visibilice la agenda feminista. Cuantas más voces seamos, mayor será el eco. Vamos todas a una, sin individualidades, las siglas desaparecen y se queda nuestra esencia, nuestras reivindicaciones, nuestras opresiones por el hecho de ser mujeres, el material para tejer la red, porque como decía Kate Millett, "lo personal es político".

El consejo de las mujeres es plural, abierto y transformador. Abrir su puerta es derribar prejuicios y estereotipos y dar paso a las diferencias, nuestras diferencias, pero sin despistarnos, sin olvidarnos de que el patriarcado es nuestro único enemigo. 

Estas organizaciones que a priori pueden parecer enconsertadas o demasiado burocratizadas son lo que las mujeres quieran que sean. Las reglas se ponen entre todas. Un día las mujeres acordaron que el consejo se abriera a todas las mujeres, sin excepción, además de las que ya participaban como asociadas o representantes de instituciones. Se redefinió el consejo, porque así lo decidieron las mujeres. La red se teje a nuestra manera. Es un punto de encuentro donde todas contamos.

Tejemos redes, nos cuidamos y fomentamos la solidaridad entre mujeres. El patriarcado nos quiere divididas, enfrentadas, enemigas, pero las redes de mujeres que tejen sororidad (ya bien sea en consejos municipales, asambleas, asociaciones, cooperativas o todas a la vez) no pueden rendirse, ni descomponerse ante estas provocaciones machistas. “El único camino es avanzar”, dijo Helena Bonham Carter en Las Sufragistas.

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