Mujeres, la fuerza nos hace poderosas

Jamás había levantado pesas, siempre me había parecido un ejercicio inalcanzable y difícil, pensaba que no estaba hecha para mover kilos. Empecé a correr con asiduidad hace ya algunos años, a participar en carreras, nunca más de 10k, luego me enganché a la montaña -en realidad las montañas siempre estuvieron en el camino, pero de otra forma- y me terminé comprando una bici de spinning por si un día llovía y no podía salir a correr. 

Sin embargo, fue hace tres años cuando mi rutina deportiva cambió por completo. Empecé a practicar Crossfit. Con treinta y tantos largos cumplidos comenzaba una nueva etapa, emprendía nuevos retos, me hacía más fuerte. Me daba miedo la barra, meterme debajo, levantar tantos kilos. Me daba miedo engancharme a la jaula y elevarme. Me daba miedo trepar por la cuerda. Me daba miedo estar cabeza abajo o hacer el pino (confieso que lanzarme contra la pared me da mucho respeto). 

Poco a poco comprendí que estaba derribando un muro con mensajes que me fueron inoculados desde niña: no podía ser fuerte, ni brusca, ni ocupar espacios, ni levantar peso, ni gritar, ni trepar, porque las mujeres no podíamos ser fuertes, ni correr rápido, ni saltar alto, ni trepar, ni ser bruscas, ni mancharnos, ni cortarnos las uñas al ras, ni tener un cuerpo musculado. Además, llevar faldas y tacones lo complicaba todo, la verdad. Se nos negó esa parte relacionada con el atrevimiento, la ocupación del espacio y la superación. A las niñas nos perseguía un halo de delicadeza y recogimiento que condicionaba todas nuestras acciones. Se nos educaba para eso, no para la fuerza. 

Sufrimos la presión de no poder desmarcarnos del estereotipo femenino: la falacia de la belleza. Da igual lo que escuchemos, intentarán pararnos, pero no hay marcha atrás. La fuerza, amigas, nos da poder, porque como dicen las compañeras de FitLovas, "el entrenamiento de fuerza te demuestra lo fuerte que puedes llegar a ser".  

Hace poco leía un artículo sobre las críticas que estaba recibiendo la presentadora Cristina Pedroche en sus redes sociales sobre su físico, mensajes del tipo “Se te ha puesto cuerpo de chico”, “Se te está poniendo un cuerpo algo raro, poco femenino”, “¿Por qué parece un tío?”, a lo que Pedroche contestaba que "el término 'poco femenino' es bastante absurdo". Porque ¿a qué se refieren con poco femenino? ¿Qué es un cuerpo poco femenino, o nada femenino, o muy femenino, o súper femenino? A ver, qué es. 

Qué hartazgo. Nuestro físico siempre está cuestionado, es motivo de críticas, opiniones, debates y conversaciones varias, es el gran tema. Estamos hartas de tener que cumplir con un canon de belleza que no nos representa, de sacrificarnos, de culparnos, de castigarnos, de autocensurarnos, de llevar puestos los grilletes que nos "regala" la publicidad, los tacones, el espejo, el maquillaje y la báscula. Es agotador. Las mujeres somos diversas y también nos gusta tener un cuerpo fuerte, musculado y poderoso, y seguimos siendo mujeres. Nuestros cuerpos nos pertenecen.  

Un día le contaba a nuestro coach que me gustaba verme en el espejo la espalda definida y ancha, los brazos musculados y las piernas fuertes. 

Me gusta verme fuerte, ser fuerte, estar fuerte. Me siento poderosa porque soy capaz de superar mis propios límites, de no sentir vergüenza, de entrenar mi cuerpo, pero también mi mente, de ocupar un espacio y no hacerme invisible. De verme rodeada de más mujeres y pensar en lo poderosas que somos, de revisar vídeos de compañeras saltando al cajón bajo los copos de nieve, de sentir orgullo por ver sus progresos, y los míos. Mujeres, la fuerza nos une. Las compañeras de FitLovas, que afortunadamente conocí en unas jornadas, nos recuerdan que "entrenar en manada es un acto de feminismo, y también un acto político". Quiero más.

A veces paro un instante, me miro y veo manchas de magnesio, las espinillas con moratones, la clavícula enrojecida y callos en las manos. Me gusta lo que veo, porque el muro es cada vez más pequeño, porque ya no me conformo con correr 10k, me preparo medias maratones, porque a la montaña ya no voy de visita, la atravieso con zapatillas de trail. 

Mujeres, la fuerza nos hace poderosas. 


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