Hasta el toto

Hasta el toto. Sí, estamos hasta el toto. Hasta el toto, con todas las letras, aunque a algunos les parezca soez y desagradable. Estamos hasta el toto de que las mujeres no podamos hablar de nuestros genitales, hasta el toto de que se nos censure, se nos desapruebe, se nos afee, se nos recrimine. Estamos hasta el toto de que no podamos dibujar vulvas, nuestras vulvas, nuestro cuerpo, sin que haya ojos que lo perviertan, recordándonos a las películas de época, de cuando las mujeres perdían el honor, llevaban corsés y tenían que bajar la mirada. Y todo porque se resisten a vernos como seres humanos, con órganos y todo. El problema es que a las mujeres se nos ve como objetos de deseo, y claro, una vulva sin más puede provocar convulsiones a más de uno, si no se presenta de manera erótica o pornográfica

Todo viene a raíz de un taller de educación sexual feminista que la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Soria imparte dentro de su II Ciclo de Encuentros para el Feminismo bajo el título 'Píntate el toto', que no es más que dibujar vulvas en bolsas de tela: una idea ingeniosa, creativa, original y enriquecedora. 

Laura Marín, experta en publicidad y relaciones públicas, imparte el taller y es la creadora de la marca 'Olé tu toto'. Su proyecto Toto Bags es sostenible, transformador, hecho a mano y de Soria, además promueve un mensaje feminista directo a la sexualidad femenina, visibilizando nuestra genitalidad, a través del autoconocimiento, un tema tabú que, desgraciadamente, en pleno siglo XXI todavía está rodeado de estigmas.  

Un tweet de un político de la ultraderecha atacando el taller y dimensionado por algunos medios de comunicación ha alentado a hordas machistas que han salido de su caverna a vitorear el discurso misógino y retrógrado de los neofascistas. Han convertido el tema del que no tenían ni idea (ni intención de conocer) en un debate estéril que solo busca viralidad, confrontación, alimentar el odio y la desinformación. Está claro que les queda grande este siglo. Hay series ambientadas en el siglo XVIII con más guiños al feminismo, os lo digo de verdad. 

En el barro de twitter poca gente se ha parado a pensar en el fondo del asunto. Algunos medios de comunicación también han suspendido en rigor y profesionalidad. ¿Han consultado a fuentes expertas? No, un no rotundo. A otros no les gusta el título, vaya, porque lo de 'Píntate el toto' lo ven chabacano, pero poco se escandalizan con la violencia que ejercen contra nosotras, las mujeres. Si pusieran el mismo ímpetu en erradicar la violencia machista mejor nos iría.

¿Por qué es necesario pintar vulvas? ¿Hablar de las vulvas? Y hacerlo fuera de un contexto erótico. ¿Por qué no pintamos penes? Como preguntan algunos en redes sociales. Parece mentira que no sean conscientes de lo que les rodea. Se ven penes pintados en todas partes, es lo más recurrente, lo de siempre. Se han parado a pensar qué connotaciones tiene un pene y qué connotaciones tiene una vulva

Hace años hicimos un ejercicio en la asignatura de educación sexual en el que teníamos que anotar lo que había representado en los baños de chicos y de chicas en la facultad de Educación. Conclusión: en el baño de los chicos todo era penes. Sabían perfectamente cómo dibujarlo. Nuestras vulvas siempre han estado relacionadas con el pecado, lo prohibido, lo oculto, lo negativo. De ahí que todavía pervivan mitos absurdos como el de la virginidad o el empeño social de esconder la menstruación. Nuestros genitales molestan, a no ser que sean una representación erótica o un producto pornográfico, siempre a disposición del mercado. 

Nuestro placer jamás ha estado presente, hay mujeres que todavía no saben lo que es un orgasmo. Siempre hemos estado rodeadas de culpa, de miedo, de rechazo, de negación de nuestro placer, de nuestro propio cuerpo. Es imprescindible mencionar la obra 'Política sexual', de Kate Millet. Aunque si queréis algo más actual no podéis dejar de leer 'Feminismo Vibrante', de la periodista Ana Requena. 

Son imprescindibles los espacios dedicados a mujeres, lugares de respeto y confianza que nos permitan expresar nuestras emociones, nuestras dudas, nuestras experiencias en un entorno de seguridad y apoyo. Siempre nos han relegado a lo privado, sin que nuestros cuerpos nos pertenecieran, porque tenían dueño por mandato patriarcal. Todavía hoy tenemos que luchar por la propiedad de nuestros cuerpos y la visibilidad de los mismos, como seres humanos que somos, y no como objetos de deseo, carne fresca para instagram o la publicidad. Y sí, estamos hasta el toto de que todo este escándalo esté ocurriendo en pleno siglo XXI. Jamás lo hubiera imaginado.

Comentarios